El 30 de enero de 1933, Adolfo Hitler fue nombrado Canciller, la posición de más poder dentro del gobierno Alemán, por el presidente Hindenburg, quien esperaba que Hitler pudiera guiar a la nación fuera de la gran crisis económica y política en la que Alemania se encontraba hundida. Hitler era el líder del fuerte Partido Obrero Alemán Nacional Socialista; en 1933 era uno de los partidos políticos más fuertes en Alemania. También en 1933, los Nazis comenzaron a poner en práctica su ideología racial. Comenzaron a surgir ideas en Alemania así como en otras naciones occidentales antes de los 30’s, y los Nazis comenzaron a creer en la "superioridad racial" de los Alemanes, y comenzaron a sugerir que habría una lucha por sobrevivir entre ellos y las "razas inferiores". Ellos veían en los judíos, Gitanos una amenaza biológica seria en contra de la pureza de la "Raza Germana", que ellos llamaban "la raza maestra".
Los judíos, cerca de 500,000 en Alemania eran el blanco principal del odio Nazi. Los Nazis definieron la raza judía como "inferior". Financiaron también una propaganda en la que culpaban a los judíos por la depresión económica que sufría Alemania así como también por la derrota del país durante la Primera Guerra Mundial.
Las nuevas leyes alemana expedidas en 1933 forzaron a los judíos a renunciar a sus trabajos, estudios y retirarse de otras áreas de la actividad pública. En 1935, las leyes proclamaron en Nuremberg definían a los Judíos no por su religión o por como ellos se identificaban a sí mismos, sino por la sangre de sus abuelos. Entre 1937 y 1939, las nuevas regulaciones antisemitas segregaron a los judíos aún más, llego un momento en el que no podían asistir a lugares de descanso, teatros, escuelas públicas, etc.
Aunque los Judíos eran el principal objetivo del odio Alemán, los Nazis también persiguieron otros grupos que ellos identificaban como racial o genéticamente "inferiores". La ideología racial Nazi era impulsada por científicos que impulsaban "la crianza selectiva para "mejorar" la raza humana.
Entre 1933 y 1939, casi la mitad de la población Judía Alemana y más de dos tercios de la población Judía Austriaca huyeron de la persecución Nazi. Ellos emigraron a Palestina, los Estados Unidos, América Latina, China y hacia la Europa oriental y occidental. Los Judíos que quedaron bajo el régimen Nazi estaban impedidos económicamente para huir, o no podían obtener visas, patrocinadores en países huéspedes o fondos para su migración. Muchos de los países extranjeros, incluyendo los Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y Francia, se rehusaron a admitir grandes números de refugiados.
El 1° de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia y la Segunda Guerra Mundial comenzó.
Entre 1942 y 1944, los alemanes iniciaron los "campos de exterminio", centros de exterminio facilitados con equipos para el manejo del gas, localizados en Polonia.
El 19 de abril de 1943, miembros del Comité Nacional para la Defensa Judía en cooperación con trabajadores férreos Cristianos y una rebelión subterránea en Bélgica, atacaron un tren que se dirigía hacia el campo de Malines cercano a Auschwitz, y tuvieron éxito al permitir que cientos de judíos deportados pudieran escapar. Después la guerra se tornó contra Alemania y en mayo de 1945, la Alemania Nazi quedó colapsada.
Bandera del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP, Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei).
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